Mientras la Fed aprieta los cordones de la bolsa, el Departamento del Tesoro despliega su "caja de herramientas de autoayuda", llevando a un punto álgido la batalla en torno a los 36 billones de dólares de deuda.
El mercado global de bonos en junio está impregnado de tensión. Los datos del Departamento del Tesoro de EE.UU. muestran que el volumen de deuda estadounidense que vence en junio de 2025 alcanza los 6,5 billones de dólares, representando el 65% del total de deuda vencida ese año. Detrás de esta cifra yace una realidad aún más cruda: la deuda total del gobierno estadounidense que vence en 2025 asciende a 9,2 billones de dólares, mientras que la deuda federal total ha superado los 36 billones de dólares.
La reacción del mercado ha sido rápida y violenta. A principios de junio, los rendimientos de los bonos del Tesoro subieron en todos los plazos, con aumentos de entre 4 y 7 puntos básicos. El rendimiento del bono a 10 años superó el 4,47%, mientras que el rendimiento a 30 años tocó brevemente el 5%. Los inversores están votando con los pies su preocupación por los bonos a largo plazo.
01 Autoayuda del Tesoro: Compras récord de 100 mil millones
Ante la turbulencia del mercado de bonos, mientras la Fed opta por mantenerse al margen, el Departamento del Tesoro ha desplegado su propia "caja de herramientas". El 3 de junio, anunció una operación récord de recompra de bonos por 100 mil millones de dólares, superando cualquier operación individual desde el inicio del programa de recompras en abril de 2024.
Esta acción ha sido denominada por el mercado como "QE sustituto de la Fed". A diferencia de la flexibilización cuantitativa de la Fed, las recompras del Tesoro se centran principalmente en bonos antiguos con baja liquidez, particularmente aquellos con vencimientos entre julio de 2025 y mayo de 2027.
Los análisis de mercado indican que el programa de recompra podría "volverse más flexible". Las proyecciones institucionales sugieren que las futuras recompras de bonos a largo plazo podrían aumentar hasta los 30 mil millones de dólares, reflejando el compromiso continuo del Tesoro con mantener la liquidez del mercado.
02 Subastas frías: Cambio de sentimiento en el mercado global de bonos largos
Detrás de las grandes movidas del Tesoro estadounidense yace un retroceso estructural en la demanda global de bonos a largo plazo. El 5 de junio, la subasta de bonos japoneses a 30 años registró un ratio de oferta/demanda de apenas 2,92, el más bajo desde 2023. Esta fue la tercera vez en quince días que los bonos largos japoneses mostraban debilidad en la demanda.
Al otro lado del Atlántico, la demanda en la subasta de bonos australianos a 12 años fue la más baja en seis años, mientras que la de bonos surcoreanos a 30 años marcó su mínimo desde 2022. La aversión de los inversores hacia los bonos a largo plazo se está convirtiendo en un fenómeno global.
El mercado estadounidense tampoco escapa a esta tendencia. El 21 de mayo, el ratio de oferta/demanda en la subasta de bonos a 20 años cayó a su nivel más bajo desde febrero, con una tasa adjudicada superior a lo esperado. Todos los ojos están puestos ahora en la subasta de bonos a 30 años del 12 de junio, considerada una prueba clave para medir la confianza del mercado.
Estudios académicos sugieren que si el ratio de oferta/demanda en la subasta de bonos a 30 años cae por debajo de 2,2, con un tail superior a 4 puntos básicos, confirmaría que el poder de fijación de precios ha pasado de los inversores a largo plazo a los dealers primarios con inventarios limitados, lo que podría provocar cambios estructurales fundamentales en el mercado.
03 Bola de nieve de deuda: Las contradicciones estructurales de una espiral ascendente
Detrás de la presión vendedora yace la espiral ascendente de la deuda estadounidense. En 2024, los pagos por intereses de la deuda estadounidense superaron el billón de dólares, representando más del 15% del gasto gubernamental total. Para 2025, se proyecta que estos pagos aumenten a 1,3 billones, equivalentes a 1,5 veces el presupuesto de defensa.
Los datos de mercado muestran que la tenencia extranjera de deuda ha caído del 50% en 2008 al 22% en 2025, convirtiendo a la Fed en el mayor tenedor, con un portafolio que ha crecido desde 470 mil millones en 2008 hasta 7 billones de dólares actualmente. Este cambio estructural ha exacerbado los desafíos de financiamiento.
La crisis del techo de deuda sigue sin resolverse. EE.UU. alcanzó en enero de 2025 su límite legal de deuda de 36,1 billones. Numerosos estudios señalan que si el déficit fiscal se mantiene por encima del 6%, las agencias calificadoras podrían continuar rebajando la calificación crediticia soberana del país.
04 Reducción de balance y recorte de tasas: El delicado acto de equilibrio de la Fed
La propia Fed se encuentra en un punto de inflexión política. Las investigaciones muestran que su balance difícilmente caerá por debajo del rango de 2,5-3 billones de dólares, muy por encima del nivel previo a la crisis financiera de 2008, que era de aproximadamente 1 billón.
Las proyecciones del mercado anticipan que para fines de 2025 el balance de la Fed podría reducirse a alrededor de 3,1 billones. Este proceso de contracción coincide con un pico en las emisiones de deuda, creando una "tijera de oferta/demanda": en 2024, las emisiones netas de deuda soberana alcanzarán 17 billones, mientras que la contracción cuantitativa de los principales bancos centrales retirará más de 2 billones en liquidez.
La política de tasas también enfrenta dilemas. El mercado apuesta a que la Fed realizará dos recortes en 2025, menos que las tres veces proyectadas en mayo. Los análisis sugieren que un mayor aplanamiento de la curva de rendimientos es el escenario más probable: si la Fed recorta tasas, los rendimientos a corto plazo caerán, pero los de largo plazo seguirán presionados por el déficit, expectativas de dólar débil y problemas de flujos de capital.
05 El impacto de la tormenta de deuda en los mercados globales
El aumento en los rendimientos de los bonos estadounidenses está reconfigurando la lógica de asignación global de activos. Los datos muestran que cuando los inversores británicos dirigen fondos a bonos del Tesoro estadounidense, ya no obtienen retornos excedentes tras el hedge cambiario; para compradores de la eurozona, el rendimiento cubierto del bono a 10 años es 60 puntos básicos menor que el del bono alemán equivalente.
Las criptomonedas se han beneficiado inesperadamente. Datos históricos muestran que el precio de Bitcoin tiene una fuerte correlación negativa con el rendimiento real del bono a 10 años (coeficiente de -0,72 en 2023). Si la Fed recorta tasas, la caída en rendimientos reales podría impulsar a Bitcoin a nuevos máximos históricos.
El oro y los activos en yuanes también están atrayendo flujos. Los spreads de los CDS de deuda estadounidense se han disparado: el CDS a 5 años se acerca a 50 pb (frente a 30 pb a inicios de año), mientras que el de 1 año saltó de 16 pb a 52 pb.
Las investigaciones de mercado señalan que la desaceleración simultánea de los tres grandes compradores globales ha hecho que la prima por plazo vuelva a ser el núcleo de la valoración de activos de duración. Si el rendimiento del bono a 30 años alcanza el 5,5%, las valoraciones de sectores de alta duración en el S&P 500 podrían necesitar ajustes del 8-12%.
El punto crítico de la tormenta de deuda se acerca. Múltiples proyecciones indican que para el segundo trimestre de 2026, los pagos por intereses de EE.UU. representarán 19-20% de los ingresos federales, superando el gasto en defensa. Mientras se acerca la subasta del 12 de junio, los salas de negociación de Wall Street contienen la respiración.
Con la bola de nieve de deuda rodando hacia la cima de los 36 billones, el mercado se pregunta: ¿Actuará primero la Fed o se agotará antes la caja de herramientas del Tesoro? La respuesta redefinirá el mapa global de capital para la próxima década.